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Mar 22, 2022 | Opinión, Tradiciones

Las murgas republicanas

Manuel V. Vilanova

Director de FiestaCultura

Hoy en día, todos conocemos las chirigotas del carnaval de Cádiz, con esa gracia innata de los gaditanos y con esa poderosa crítica social que pone en solfa los comportamientos de los poderosos y famosillos en general. No obstante, la tradición de las murgas fue duramente reprimida en toda España tras la victoria del golpe de estado de 1936. El diario de Cádiz recordaba el contenido de las murgas durante la II República y la represión subsiguiente: “La condena a la intentona golpista de Sanjurjo, el elogio a Cádiz pero superando las visiones tópicas, el valor de la mujer gaditana como persona comprometida más allá del cliché, elogios al Frente Popular o la narración de sucesos anticlericales fueron algunos de los temas cantados y que, tras el 18 de julio de 1936, desencadenaron una feroz ola de represión, que acabó con la vida de diferentes autores e incluso de agrupaciones completas como la murga de Puertatierra por encarnar el tipo de ‘Los Frailes’ o ‘Fraylazo y sus tragabuches’. (14, abril, 2018).  

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Las murgas eran las portadoras de las críticas al poder conservador y por eso la saña de los golpistas contra los componentes de las comparsas. Y si bien en Cádiz han sido capaces de recuperar los comparsistas de aquel período como una manera de rememorar a los componentes de las peñas de carnaval que fueron ejecutados o encerrados en la cárcel. En la mayor parte de España aún se desconoce esa manera de criticar a políticos, religiosos, millonarios y opresores morales que tanto éxito habían tenido con anterioridad. Por eso, desde Fiestacultura se aportan algunas murgas de aquel tiempo que se han cantado en el País Valenciano. Curiosamente, tal como suele acaecer con la tradición, los últimos en cantarlas han sido los niños, ya que si lo hacían los mayores podían pagar las consecuencias. No hemos de extrañarnos de esta evolución de las canciones populares. Por ejemplo, la canción “Joan Petit”, muy popular entre todos los niños de las zonas en que se habla catalán, era una canción que ridiculizaba el desmembramiento de un labrador que capitaneó a los rebeldes antimonárquicos franceses del siglo XVII. Según Joan Amades, durante buena parte del principio del siglo XX ya había perdido su carga sádica y por el contrario había incluido una fuerte carga erótica en la que el “dit” (dedo) era asimilado al pene. Y toda la canción suscitaba risas y morbosidades. Posteriormente, la canción se convertiría en un juego infantil.

 

UNA FIESTA DE CALLE

Durante siglos el carnaval no fue una fiesta de bailes de salón, como terminaría imponiéndose en las décadas 20 y 30 del siglo pasado, sino que era una fiesta de calle. La llegada de su majestad el “Rei Carnestoltes” acaecía por las calles, las murgas se cantaban en las calles, el “ball de la pinyata” se realizaba en las plazas y obviamente la muerte del carnaval y la quema del muñeco que había representado al carnaval eran actos al aire libre. El carnaval era y es una fiesta laica que se dedica a criticar los abusos de los mandamases y las estrecheces morales de los puritanos. Y se celebra en toda la península ibérica y en Latinoamérica. También existen importantes carnavales en Europa. Son muy espectaculares los carnavales suizos de Basilea y Liestal (Ver Fc 47) o el carnaval de Aalst (Alost) en Bélgica (Ver Fc 51).

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Durante siglos el carnaval no fue una fiesta de bailes de salón, como terminaría imponiéndose en las décadas 20 y 30 del siglo pasado, sino que era una fiesta de calle. La llegada de su majestad el “Rei Carnestoltes” acaecía por las calles, las murgas se cantaban en las calles, el “ball de la pinyata”

CRÍTICA A LOS PODERES

Durante la confrontación religiosa entre católicos y protestantes se utilizaban como una manera de ridiculizar al Papa de Roma. Ya que el poder de atracción de la fiesta laica era utilizado para desprestigiar al rival religioso. El carnaval es crítica, es exceso, es inmoral y la ironía de los combates del “Carnestoltes i Na Quaresma” deja en muy mal lugar los castos principios religiosos que limitan el placer de la lujuria y la gula.

Durante el carnaval se transmitían las críticas de maneras muy diferentes. Se usaban disfraces ridiculizantes, loas, murgas e incluso se repartían panfletos. Según nos cuenta Àlvar Monferrer los enmascarados: “Repartían versos y aucas impresas de tema grosero y crítico que hacían las delicias del pueblo y causaban prevención a las personas selectas y melindrosas.” (Ariño A. y Salavert, V. L. Calendari de Festes valencianes. Hivern, Fundació Bancaixa, València, 2000, p. 260).

Los niños villarrealenses fueron los últimos en cantar: “Hui és diumenge // el rei que te penge // vindrà l’escolà // la creu en la mà // vindran els generals // vestits de pardals // passen les senyoretes // tocant les castanyetes // passen els senyorots // tocant els castanyots.” Otra versión dice: “Hui és diumenge // quina festa fan? // vindrà l’escolà // la granera en la mà // agarren l’escopeta // i se’n van a caçar // tiren un tir // maten un pardal // vestit de general // les calces cagades // i el cul embenat.” Puede que incluso ambas sean partes diferentes de la misma canción. La crítica a la monarquía, a los militares, a la religión y un cierto sentido erótico aparecen en estas estrofas. Eran coplas populares seguramente compuestas y cantadas por las personas menos pudientes de la población.

El sentido antimonárquico aparece de nuevo en Vila-real en otro pareado cuyos versos dicen: “El rei // vestit de budell // la calça cagà // i el sombrero vell.” “Budell” (intestino) es una mala pronunciación de “Burell” (una tela tosca con la que se hacían los frailes sus hábitos). La canción tiene una melodía muy sencilla, es casi un recitado con entonación concluyente, tal como acontecía con el carnaval de Benassal donde sus ciudadanos cantaban las “alobes” (uso  local de la palabra “lloes”). Eran unos poemas que se recitaban en diferentes momentos de la festividad con una tonalidad determinada y algunos efectos orales en la puesta en escena. Carles Salvador nos narra perfectamente esta fiesta en su libro “Les Festes de Benassal” (Biblioteca Barcino: 3, publicado por el “Repositori Universitat Jaume I”). “Las loas tenían dos particularidades. Tenían que ser escritas expresamente, de nuevo cada año. Originales, como se diría en términos literarios, para cada rapsoda rústico, y tenían que ser recitadas, casi cantadas, con una tonadita monótona y característica, no exenta de gracia, con salidas de voz indicadoras de alegría”. ((p. 32 y 33, 1987). Entre loa y loa, los ciudadanos que acarreaban escopetas realizaban disparos al aire. Y los desplazamientos a los lugares en que se recitaban iban siempre precedidos por el dulzainero y el tambor. Lo que nos presenta una puesta en escena ritual antiquísima.

Ahora bien como murgas se suele identificar aquellas que tienen una partitura musical más elaborada. Los cancioneros de música tradicional valenciana de Salvador Seguí también recogen varias murgas, entre ellas “No me l’encendràs el tio tio tio”. Esta canción tiene una amplia implantación por todo el territorio de habla catalana y se conocen diferentes versiones de la misma según se cante en localidades del Pirineo o en el sur valenciano. En Callosa d’En Sarrià la gente canta: “No me l’encendràs, el tio, tio, tio // No me l’encendràs el tio del cabàs. // No sé quin gust tindreu de tocar el cul als altres. // No sé quin gust, que es toque cadascú el seu.” En el Pirineo es incluso un baile que se baila con teas encendidas en la mano, de nuevo la puesta en escena ritual. Y en Vila-real, la letra dice: “”No me l’encendràs el tio tio tio // No me l’encendràs el tio per detrás.” En els Banys d’Arlés la letra dice: «Jo te l’encendré, el tio tio tio // jo te l’encendré, el tio de paper.// No me l’encendràs, el tio tio tio; // no me l’encendràs, el tio de detràs».  En todos estos casos el significado morboso de las letras es evidente, aunque como ya se ha comentado el significado de una misma canción puede cambiar de un lugar a otro e incluso evolucionar con el cambio de los años.

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Durante la confrontación religiosa entre católicos y protestantes se utilizaban como una manera de ridiculizar al Papa de Roma. Ya que el poder de atracción de la fiesta laica era utilizado para desprestigiar al rival religioso.

El sentido antimonárquico aparece de nuevo en Vila-real en otro pareado cuyos versos dicen: “El rei // vestit de budell // la calça cagà // i el sombrero vell.” “Budell” (intestino) es una mala pronunciación de “Burell” (una tela tosca con la que se hacían los frailes sus hábitos).

REPRESIÓN CONTRA LAS MURGAS

La represión contra las murgas de carnaval continuó hasta el período predemocrático cuando el alcalde de Burriana multó al grupo Al Tall y a la “Associació Borrianenca de Cultura” porque en un concierto habían cantado la “Cançó de la llum”. La letra decía: “Ja podeu amagar els trastos al corral, // quinqués i lamparilles, llanternes i fanals; // la llum la fa molt clara, més clara no pot ser: // llumena tot el poble i atrau al foraster. // Que vinga, que vinga, que vinga la llum // abans que el petroli mos òmpliga de fum; // Les bigues són plantades i la llum ja vindrà, // perquè les xiques guapes es miren la cara. // Ja se’n podeu anar a on siga a protestar, // que la llum no ha vingut i crec que mai vindrà: // els xavos que hi havien pa fer l’allumenament // se’ls ha gastat l’alcalde en dones i demés. Que vinga, que vinga, que vinga la llum //  i que al senyor alcalde li peguen en lo cul; // les bigues són plantades i la llum ja vindrà, // i que el senyor alcalde se’n vaja a fer la mà.” La canción obviamente no se refería al alcalde de la localidad. Era una murga del tiempo de la República o incluso anterior. De todos modos, el alcalde aún consideraba que tenía todo el poder para multar a quien quisiese. Y de ese modo castigaba al grupo de folk que reivindicaba el nacionalismo valenciano, la democracia y la justicia social y a la Borrianenca de Cultura por reivindicar los mismos objetivos. Es cierto que con la llegada de la democracia se terminarían esos abusos de poder y que habría que tardar muchos años hasta que se volviese a perseguir a cantantes desde instituciones estatales que no comulgan con los principios democráticos europeos. Y cito Europa porque en la UE no se castiga a los cantantes por los motivos por los que se les castiga en España. La libertad de expresión prevalece sobre críticas a la monarquía, la policía, los poderosos o los jueces. Por eso existe un convencimiento absoluto entre los juristas de que los tribunales europeos terminaran por absolver a los cantantes españoles, tanto los exiliados como los presos. Sólo desde posiciones muy radicalizadas se pueden justificar algunas sentencias actuales.

LA MEMORIA DE LAS CHIRIGOTAS EN LA II REPÚBLICA

En 2018 la Diputación de Cádiz presentó el CD “Coplas del Carnaval de Cádiz. La Segunda República (1932-1936). Conmemoración del 80 aniversario de Carnaval” y el vídeo “Murieron cantando” con guión de Santiago Moreno que recuperan la memoria de los cantantes de chirigotas carnavalescas en tiempo de la República.

Recientemente Santiago Moreno acaba de publicar “Las coplas del Carnaval de Cádiz durante la II República” (Universidad de Cádiz), donde ahonda en la investigación que ya había iniciado con el documental.  Juan Miguel Baquero le realizó una larga entrevista para el Diario de Cádiz (11 de febrero de 2021) de donde entresacamos: “Un volumen que el autor completa con una inmersión en la realidad social de la época y una serie de mapas que demuestran que aquellos comparsistas vivían en los barrios más populares.” El libro incluye: la represión física a los componentes de las comparsas, las letras de las coplas en las que se describe la lírica combativa y la cultura popular, 50 QRs con otras tantas coplas en las que se muestra el carácter popular de las mismas. Desgraciadamente, “Cuando llega febrero del 37 el Carnaval queda prohibido en toda la zona sublevada con la excusa que hay una guerra”, pero terminada la contienda “la prohibición no desaparece y se hace permanente… El carnaval de Cádiz estuvo prohibido una década y en otros lugares no se volvió a recuperar, o ya durante la Transición, muerto el dictador Francisco Franco. Y, cuando regresó, “no se llamaba Carnaval, se llamó Fiestas Típicas Gaditanas y así siguió durante el franquismo”.

Tras esos diez años de prohibición se reanudaron algunas chirigotas, muy alejadas en sus temas de las que se habían cantado durante la República. Pero un pequeño rescoldo sí quedó”, subraya Moreno, “y es lo que permitió que durante diez años de posguerra esta representación cultural no se perdiera, la gente que sobrevivió lo mantuvo de manera oculta.”

La cultura de la fiesta ha tenido un escaso seguimiento académico y existe una gran cantidad de huecos que deberían rellenarse. El poder creativo de la gente durante sus fiestas es muy significativo de cómo era la sociedad de su tiempo. En este artículo hemos aportado dos pequeños ejemplos de las murgas republicanas. Y obviamente existen muchos otros ejemplos aún por difundir.

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