Los nuevos gigantes
Laia Vilanova
PERIODISTA
Las fiestas populares y tradicionales tuvieron un fuerte retroceso durante el franquismo. Las fotos sobre el Corpus de València de Enric Llobregat y Francesc Jarque de 1973 demuestra la dejadez en que había sucumbido la procesión valenciana. Algunos de los participantes eran pordioseros que eran contratados para salir como “cirialots” u otras figuras de la procesión. El Corpus Valenciano se remonta a 1311 cuando el Papa Clemente V declaró la fiesta del Corpus Christi. Este Papa era apoyado por el monarca de la Corona de Aragón lo que facilitó que Aragón, Cataluña y Valencia promoviesen esa festividad religiosa inmediatamente. Los gigantes, que representaban a las cinco razas de la humanidad, se incorporaron en 1589. Por suerte la procesión valenciana se mantiene des 1356 y ha recuperado toda su riqueza etnológica. Hoy en día aún se puede ver desfilar a los gigantes, los cabezudos, las “roques”, el bestiario, los cirialots”, la “Degollà”, la tarasca… El Corpus Valenciano es de los más vistosos, elegantes y espectaculares de los que aún se celebran. Además en otras ciudades valencianas aún se abre la “carxofa” durante la procesión. La riqueza de cultura autóctona en esa procesión, que también incluye danzas y comparsas de músicos, hace que sea una auténtica joya de la cultura tradicional. Tengamos en cuenta que durante todo el Medievo la gente apenas sabía leer y la iglesia utilizaba las procesiones para explicar la religiosidad cristiana.
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La estructura de los gigantes tradicionales es siempre la de cuatro patas perchas de madera que construyen de pies a cabeza la estructura sobre la que se construye el gigante. Se construye una pequeña plataforma a la altura de la cabeza y se cruzan un par de barras a la altura de los hombros para que el portador pueda soportar el peso del gigante. Antiguamente pesaban más de 50 kg. En Valencia tuvieron que aligerar el peso de sus gigantes ya que no se encontraban portadores capaces de cargarlos sobre sus hombros. El peso de todo el gigante recae sobre los hombros y la cabeza del portador. Especialmente delicado es el momento de levantarlo del suelo y es cuando los gigantes suelen caer al suelo con más frecuencia. La comparsa que llevaba los gigantes de Segorbe antiguamente solía ir acompañada de un constructor que maquillaba los desperfectos causados por una caída en pleno desfile y el gigante volvía a aparecer en minutos sin un rasguño. Otros ejemplos antiguos los podemos encontrar en Segorbe, Morella, Castellón, Barcelona, Zaragoza, Bilbao, Pamplona… Y si bien en las épocas de dejadez sus portadores eran funcionarios o personas contratadas a tal fin, hoy en día son agrupaciones de voluntarios que altruistamente se encargan de su cuidado y de sacarlos a los desfiles. Se ha creado un amplísimo movimiento social que fomenta la recuperación del gigante tradicional mediante “Aplecs” o concentraciones de gigantes. Hoy en día la mayor parte de gigantes tradicionales continúan manteniendo la estructura original que se creó entonces para manipularlos. Las comparsas de aficionados han mantenido la estructura, a lo sumo han cambiado la madera por barras de aluminio mucho más ligeras y el cartón piedra por fibras sintéticas a fin de aligerar su peso. A partir de los 90 empezaron a producirse cambios estéticos innovadores. Si originalmente los gigantes representaban a las razas del mundo, los señores feudales, personajes de la Biblia o algún gremio, hoy en día incluyen otros muchos otros temas: monarcas históricos, oficios, dioses mitológicos, personajes de novelas, fantasías… Y por último han empezado a surgir gigantes que también cambian la estética tradicional. En Torrejón de Ardoz están apostando por ir evolucionando los gigantes sin perder el favor popular de los seguidores de la tradición. Así disponen de un Sancho Panza a lomos de su asno o a un saltimbanqui a horcajadas sobre los hombros de otro. Los denominan Los bufones y se crearon por las fiestas de carnaval de la población. Para la cabalgata de reyes también han creado un trío de angelitos músicos y les han incorporado aureolas eléctricas en sus cabezas. Son pequeños detalles que van ayudando a evolucionar una antigua estética, sin por ello romper con la misma. Curiosamente una de las comparsas de gigantes más alabadas en los últimos años ha sido La Mortal Orchestra de Newcastle upon Tyne. Estos gigantes creados por Richard Broderick y Graham Robinso fueron presentados en sociedad en 1998 en el Stockton Riverside Festival que dirigía Frank Wilson. Los gigantes están inspirados en la danza medieval de la muerte. Son también un homenaje a la cultura tradicional y una demostración de que la tradición no es estática, sino que evoluciona con el paso de los años. La comparsa la componen seis gigantes: dos cantantes femeninas y cuatro músicos de una “metal brass band”. La cabeza de los músicos y el instrumento que tocan se han convertido en un todo estético. Es como si nos encontráramos ante una reinterpretación surrealista de una fiesta tradicional europea. El hecho de haber sido estrenados en uno de los grandes festivales de artes de calle de Europa, al que solíamos ir muchos profesionales, facilitó su difusión por Europa y América.
De todos modos este tipo de marionetas gigantes aún no cuenta con el beneplácito de las comparsas tradicionales. Los gigantes transportados mediante grúas, ruedas o mochilas no suelen ser del agrado de los defensores de la tradición. Se están asumiendo los cambios estéticos, pero se es más reacio a asumir los cambios estructurales. Para ellos un gigante debe tener la posibilidad de quedarse plantado en el suelo sobre los cuatro palos de su estructura y ser portado sobre los hombros y la cabeza. Las grandes concentraciones de gigantes son muy exigentes en estas características.
Los gigantes están inspirados en la danza medieval de la muerte. Son también un homenaje a la cultura tradicional y una demostración de que la tradición no es estática, sino que evoluciona con el paso de los años.
El anterior ejemplo nos introduce en el gran cambio en la construcción de gigantes actuales. Son las compañías de Teatro de Calle, como la de Newcastle, quienes han apostado más decididamente por su evolución. Inicialmente se optó por crear gigantes de mochila, con unos brazos que eran manipulados por el portador con unas perchas super largas, lo que daba una mayor expresividad y movilidad (Bread and Puppet, Comediants: Sol, solet). Pronto este sistema de mochila fue adaptado para llevar gigantes de estética tradicional (Xarxa Teatre: el moret i la moreta) e incluso se crearon gigantes que usaban cuatro ruedas para facilitar su traslado (Visitants: Moros i Cristians). De todas maneras la gran evolución de los gigantes hay que atribuírsela a la compañía francesa Royal de Luxe con su gigante Le géant tombé du ciel. Fue tal el éxito de aquel gigante de 8 metros de altura, transportado por una grúa, que la compañía ha continuado apostando por este tipo de gigantes para sus espectáculos: la niña, el buzo, la anciana, el negrito… e incluso ha engrandecido la animalística, el perro o el elefante. Son estructuras enormes con una estética de madera muy elaborada. Escultores, arquitectos, ingenieros en robótica y constructores comparten la creación de estos inmensos gigantes. Son manipulados por muchos actores manualmente, mediante sistemas de poleas, y algunas de sus partes están robotizadas. Y todo este ingenio creativo está en función de una espectacular dramaturgia. Habitualmente el desarrollo de una de las representaciones de estos gigantes requiere de dos a tres días para mostrar todas las capacidades del muñeco y siempre disponen de un relato que los asistentes entienden perfectamente. Así mismo se exponen al aire libre durante su estancia en la ciudad y al amanecer de cada día aparecen con una pose diferente, que ayuda a evolucionar el argumento de la obra. La complejidad de traslado de las estructuras y la gran cantidad de personas que se requieren para ser manipulados complica mucho la difusión del espectáculo. Por el contrario cuando hay una actuación de Royal de Luxe la ciudad en la que actúan se ve desbordada por miles de espectadores que acuden masivamente a las representaciones.
En España también se han buscado nuevas formas de crear gigantes. Los Discipulos de Morales se dieron a conocer con la construcción de Pacoestein. Un muñeco de 4’50 metros de altura transportado mediante un cochecito a motor y manipulado por cuatro personas: dos mueven los brazos, otro la cabeza y el último conduce al gigante. Al avanzar el muñeco mueve sus piernas como si fuera andando. Aunque ha sido la compañía Alicantina Carros de Foc quien más se ha encargado de difundir este tipo de marionetas gigantes, transportadas por una grúa y manipuladas por varias personas a la vez. Han incorporado también la robótica para mover ojos, párpados y boca. Con Federico se iniciaron en la construcción de gigantes transportados por un carrito con ruedas y con dos manipuladores que movían sus brazos con largas pértigas. El muñeco era itinerante y fácil de trasladar. Así mismo han hecho volar a algunos gigantes como El Genio Jorge que es izado por una inmensa grúa, y aunque no se desplaza suele llevar colgado de su cintura un trapecio sobre el que una trapecista ejecuta sus números. También han desarrollado muñecos dedicados a grandes genios de la humanidad como Alberto (Enstein) o Salvador (Dalí). Carros de Foc era una compañía originalmente dedicada a la construcción de carrozas y de ahí llegaron a la construcción de gigantes que se podían trasladar por las calles. Además han confeccionado trajes diferentes para una misma figura, por lo que han conseguido disponer del gigante adecuado para cualquier temática que se les pueda requerir. Así su gigante Ángel puede ir vestido con ropa actual o como un señor medieval. No obstante hay que atribuir a sus adolescentes Euterpe y Pedro la capacidad de ir vestidos de múltiples maneras. Con lo cual consiguen tematizar los muñecos con gran facilidad y les permite atender los requerimientos de sus clientes. Además con estos últimos muñecos surgidos de su imaginación han incorporado todo su conocimiento en la construcción y manipulación de los gigantes. Y proviniendo del mundo de la itinerancia en sus prestaciones han asumido el traslado de los mismos por carretera y han simplificado los gastos de envío allende de los mares. Aunque puede que la mejor realización de un gigante marioneta se la debamos a Antigua i Barbuda de Jordà Ferré. Técnicamente es la maquinaria que más ha aportado a la construcción de gigantes. A diferencia de los anteriores La Ballarina no está colgada desde arriba, sino que toda la potencia y movimientos se transmiten a través de un solo pie. A pesar de tener una estética que alterna la semblanza a la madera con partes en que se ve toda la maquinaria y robótica del muñeco, la belleza y gracilidad de la misma es remarcable. Consigue realizar muchos movimientos: de estar tumbada se levanta hasta estar en posición vertical, baila con sus manos, sus brazos, su torso, una de las piernas, su cabeza, sus ojos… Y todo ello controlado robóticamente. La Ballarina es todo un espectáculo que aparte puede llevar una puesta en escena como en el Sismógraf 2017 en el que la música es interpretada por una orquesta de cuerda y un grupo de bailarinas bailan como la gigante. Los movimientos se asemejan a los movimientos de las pequeñas bailarinas de las cajitas de música. Jordà Ferré es uno de los grandes constructores de maquinas teatrales que parten de la tradición, las innova y las teatraliza. Últimamente se ha sumado también la compañía La Fam con un enorme Aquiles metálico de 5’5 metros de altura que es arrastrado por tracción mecánica y que necesita a cuatro manipuladores para realizar algunos movimientos. Este muñeco ha sido construido por Antigua y Barbuda.
Últimamente se ha sumado también la compañía La Fam con un enorme Aquiles metálico de 5’5 metros de altura que es arrastrado por tracción mecánica y que necesita a cuatro manipuladores para realizar algunos movimientos. Este muñeco ha sido construido por Antigua y Barbuda.
De todos modos este tipo de marionetas gigantes aún no cuenta con el beneplácito de las comparsas tradicionales. Los gigantes transportados mediante grúas, ruedas o mochilas no suelen ser del agrado de los defensores de la tradición. Se están asumiendo los cambios estéticos, pero se es más reacio a asumir los cambios estructurales. Para ellos un gigante debe tener la posibilidad de quedarse plantado en el suelo sobre los cuatro palos de su estructura y ser portado sobre los hombros y la cabeza. Las grandes concentraciones de gigantes son muy exigentes en estas características.
Las concentraciones, llamadas “Aplecs de gegants” en Catalunya, Valencia y Baleares, han diseñado un acto que suele repetirse de ciudad en ciudad con escasas variaciones. Por la mañana se plantan los gigantes para que la gente pueda verlos. Luego los diferentes componentes de las comparsas se van a comer todos juntos, confraternizan y se citan para una próxima reunión de gigantes. Por la tarde realizan el desfile en el que los gigantes bailan. Habitualmente suelen ir acompañados de comparsas de cabezudos, que son portados por aquellas personas que físicamente no pueden transportar un gigante. Las comparsas también suelen ir acompañadas de grupos de música tradicional: “grallers”, dulzaineros, “dolçainers”, bandas de música y otros instrumentos tradicionales de las zonas de donde provienen. Habitualmente los gigantes disponen de un tema musical que lleva el nombre de la comparsa y que cuando es interpretado provoca que los gigantes bailen con sencillas coreografías que siempre terminan dando vueltas que se van acelerando progresivamente. Últimamente en las concentraciones también suelen participar los “castellers” y a veces otro tipo de bestiario tradicional. Curiosamente el bestiario no está teniendo la misma aceptación que tienen los gigantes por lo que queda un campo abierto a nuevas comparsas que construyan y transporten la nueva animalística tradicional.
En definitiva, aunque los gigantes suelen tener adaptaciones de acuerdo con las innovaciones tecnológicas actuales, entre el mundo de los aficionados a los gigantes suelen diferenciarse mucho a los gigantes tradicionales de los “muñecos” de las compañías de teatro. No obstante los gigantes están evolucionando poco a poco y esa evolución continuará o se parará en función de la aceptación de los propios componentes de las comparsas. Esta actividad se mantiene gracias al esfuerzo de decenas de miles de personas que no cobran por ello y ahí radica la perdurabilidad de esta tradición que ha sido asumida como la cultura popular de muchos pueblos.
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